Hola todos, hoy no tengo un proyecto para compartir con ustedes y desde ya les doy mis disculpas pero es que mi corazón está muy triste.

Con un enorme pesar le digo adiós a mi tía Mariela, una mujer llena de cosas buenas y que solo trae a mi memoria recuerdos dulces y gratos de mi infancia. La casa de la tía Mariela fue para mi hermana y para mí como la propia casa de nosotras. No había cajón que yo no escarbara y rincón en el que no estuviera. Para ella siempre fui la niña que nunca creció, a la que permitió hacer sus locuras y a la que siempre le gusto peinar, alimentar y consentir.

Ella sabía que yo disfrutaba de su cocina, que me comía todo lo que hacía y que siempre le pedía mas, que sus arepuelas, su candil, sus tamales y su masato nunca tendrán igual, como tampoco lo tendrá su cariño. Cariño que siempre me dio, incluso a través de la distancia, porque las pocas veces que fui a Colombia y regrese a su casa en Ibagué, sentí que ese amor y todo eso que siempre hubo para mi estaba ahí, latente, pero que además ahora era más grande porque el cariño y la alcahuetería era extensiva a mis hijas a quienes contempló con el mismo rostro de amor y con la misma ternura que tuvo siempre conmigo.

Son inolvidables las tantas veces que me hizo las trenzas y como les decía a sus hijas que a ella le daba gusto peinarme porque yo si tenía mucho pelo y me dejaba hacer lo que ella quería. Para sus hijas era como un reclamo, para mí era un elogio y para ella era un orgullo y la manera de expresar el amor de tía que siempre sintió por la sobrina más inquieta y traviesa que tuvo pero a la que nunca dejo de querer y a la que siempre trato con amor. Como olvidar ese enorme pesebre que hacían en su casa y del que saco algunos de sus muñecos para regalármelos y que empezara así la tradición en mi casa también. Tradición que mantengo viva y que espero sigan mis hijas también.

Con la partida de la tía Mariela se va gran parte de la historia de la familia porque si alguien sabia quien era quien, que era lo había pasado y conocía perfecto los detalles familiares era ella. A mi mamá nunca le gusto contarnos esas historias, siempre nos dijo…”pregúntenle a Mariela, que ella es la que sabe” ojala en esos momentos hubiéramos entendido la importancia de ese libro abierto.

Hoy se fue la tía Mariela, la Doñita que siempre estuvo en casa cuidando de sus hijos y nietos, pero sobre todo cuidando de mi tío Barreto y aunque no volveremos a tener esa bella imagen en la terraza de su casa de verlos juntos tomándose el café de la tarde cogidos de la mano, nadie podrá borrarnos del corazón y de la memoria todo lo bueno que ellos vivieron y como construyeron una familia totalmente maravillosa.

El tiempo de Dios es el tiempo perfecto y él sabe por qué hace sus cosas, pero no les niego que tengo una tristeza muy grande y le pido a Dios que nos de fortaleza para afrontar sus decisiones y nos una aun mas en el amor  durante estos momentos difíciles.

Desde la distancia un abrazo enorme a mis primas y primos porque se lo duro que es esto para ellos, a mi Mamá y a “Mi Tonta”  que se sigan queriendo mucho en honor a la tía Mariela y a Mi señor Barreto, que no piense que se quedo solo,  que su gordita construyo junto con él esa hermosa familia y que desde el cielo ella seguirá siendo la Doñita de la casa! Adiós, tía Mariela…